se fue oscureciendo a la sombra de una nube que con apariencia vaporosa y suave,
cubrió mi cielo... y transformó las más bellas imágenes de mi tesoro.
Esta historia empieza con una fantasía que construí con cuidado acerca de mi futuro.... lejano. Ese futuro que con suerte llegaremos a tener, que no sabemos cuándo y no queremos saber, pero que construimos delicadamente para no adelantarnos demasiado, ni que nos llegue el tiempo de tantas memorias apretadas en la mente -que los tiempos de antes y los de después se funden confundiendo a los nietos- y nos encuentre acaso desprevenidos.
Hablo de esa idea en la mente que yo tengo de cómo quiero que sea mi vejez, que se basa en una imagen rosada y azucarada (lo admito) donde yo envejezco con "mi viejo" a mi lado, y pasamos los días contemplando el atardecer, en una cómoda casa en el campo, mientras yo riego 'las maticas' y él le tira arroz a los pajaritos, o yo estoy leyendo un buen libro sentada en mi mecedora y él disfruta de un rico chocolate caliente que con su solo aroma me caliente el alma, o yo tejo escarpines para mis nietos, mientras contemplo el sueño de mi viejo arrullado por el sonido del viento y la paz de mi compañía. Ay! qué lindo prado verde nos rodea, en esta postal mental huele a tierra húmeda, a madera, a flores silvestres, a chocolate caliente, a hogar, a paz, amor...
Y contra todos los pronósticos, todavía sin tocar el 4to piso de la vida (más cerca que lejos) de pronto esta nube se acerca...
...es la nube gris que trae noticias de una posible ruptura, lo que significaría que "ese viejo" que me acompaña en mi cuidada postal, ya no estaría conmigo; esta nube me anuncia -sin piedad- que puede estar cerca el final de mi historia de amor y oscurece mi postal convirtiéndola en una 'mansión embrujada' donde la bruja ¡soy yo!
Un sitio donde no entra ni el sol, que no tiene verde, ni flores, allí no huele a chocolate y tierra húmeda, sino a polvo, a frío, a soledad y silencio, donde estoy sola a lo sumo con 40 gatos y 2 perros -feroces- es tan distinta esta imagen y tan tenebrosa que allí no me acompañan hijos ni nietos, porque hasta los hijos de los vecinos cruzan el camino por no pasar por mi puerta. No hay escarpines qué tejer ni flores qué regar, no vienen las tórtolas por arroz, apenas los gallinazos esperando mi adiós. Es una horrible postal en la que yo no quiero estar, no se trata de mi sueño y parece la pesadilla más temida, la pesadilla de una vejez donde no hay "un viejo" al ladito de la viejita que yo seré... donde no canto ♪...gracias a la vida...♪ allí solo suenan poemas de fatalidad, Rubén Darío me acosa y yo no quiero; no quiero escuchar su poema y que la sombra de esta nube le siga robando color a mi postal, a mi sueño y mi alegría.
Ay! quién podrá defender mi sueño si solo yo soy la posibilidad de soñarlo una y otra vez hasta que sea... yo soy la posibilidad de vivir mi sueño o soñarlo desde esa oscura postal ajena.
WARCELA
(muchas cosas pero no cualquier cosa -menos una pata-, aunque vilmente asesine mis propias ideas seré una psicóGata, vos si querés podés entender que se trate de una psicóloga gatuna, medio rayada también)
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