Ya voy,
un momentico,
en seguida,
espera...
¡nunca puede ser: claro que si, inmediatamente!
Eso me decía mi mamá siempre que me mandaban a hacer algo cuando era pequeña y mis miles de respuestas siempre eran para postergar la anhelada "obedecida"
Esta tendencia aparentemente natural que tenemos algunos seres humanos, hacia dejar para después lo que va apareciendo entre los pendientes no es común a todos; yo he visto como para algunos la inmediatez es una constante, una máxima impostergable, ahora o nunca, ya y de una vez, parecen ser sus automáticas respuestas para todo lo que se les presenta y ante semejante diferencia me he estado preguntando: ¿qué es lo que ha fallado en nosotros los "procrastinadores"?
Seguramente -parafraseando a Los Van Van de Cuba- "...aquí no hay fallo..." y solo se trata de una característica que diferencia un estilo de operancia de otro, una estrategia para afrontar el movimiento de la vida, un ritmo para fluir a otro tiempo y otro compás. Debe ser eso, porque antes de que existiera esta denominación tan rimbombante, solo se trataba de una habilidad que incluso había quién admiraba: capacidad para trabajar bajo presión!!! claro que si, los procrastinadores somos los expertos en dejar todo para después, cuando no haya más remedio, cuando sea inminente, cuando toque y ahí con el cronómetro golpeándonos con su tic-tac tic-tac, sacamos lo mejor de lo mejor en 8 horas, cuando bien teníamos a disposición 1 semana entera de plazo.
Quiero abogar esta vez a favor de los procrastinadores y solo mientras escribo este desahogo no voy a pensar en la gran calidad que podría tener nuestra producción si ocupáramos todo el tiempo del que disponemos 'verdaderamente' para cada tarea, en lugar de las últimas horas o minutos, corriendo y con gran stress. Hoy voy a favorecer con mi postura (absolutamente personal y no todas la veces funcional) a los que se disfrutan de todo lo que trae la vida, minuto a minuto, los que no padecen del stress de la excelencia sino que se gozan de su seguridad en ellos mismos, confían tanto en su capacidad que actuan como sabiendo que faltando poco para vencer los plazos, lograrán sus objetivos y se completarán en sus metas totalmente, luego de haber hecho lo que de verdad: les dio la gana.
Claro, estoy hablando de esos que disfrutan todo el fin de semana, digo todo y me refiero a la totalidad del sábado, despues de la fiesta del viernes por la noche, incluyendo deportes en la mañana, peluquería o centro comercial en la tarde, más fiesta en la noche con derecho a trasnocho, dormir hasta las 10am el domingo, almorzar en la finca, pasar la tarde en familia, ver películas en la noche y comenzar con los deberes despues de media noche... a cambio de esa mega tanda, solo sacrifican unas horas de sueño y el lunes están a las 7am con las ojeras del mundo, pero felices, satisfechos y lo que es más interesante: completos!
Si estas esperando que ahora te salga con la octava maravilla: "Estrategias para combatir la tendencia a la procrastinación", de una vez te digo: ¡olvídalo! ni siquiera estoy hablando de esto para quejarme de ella, es más tampoco la voy a justificar. Hoy simplemente me doy permiso de experimentar la procrastinación a mi manera, ni buena ni mala, solo otro punto de vista tal vez divergente pero propio, simple admiración a los que "dejan todo para última hora" y cumplen.
WARCELA
(muchas cosas pero no cualquier cosa -menos una pata-, aunque vilmente asesine mis propias ideas seré una psicóGata, vos si querés podés entender que se trate de una psicóloga gatuna, medio rayada también)
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